Sabemos que lo primero que pensaste es: ¿Cómo hago para que ChatGPT recomiende mi marca sin sonar como un vendedor de enciclopedias de los 90?
Y la respuesta no es meterle dinero (todavía). Es seducir con inteligencia, como quien lanza una buena campaña: con propósito, autenticidad y un guiño cómplice al algoritmo.
Así que si quieres que una IA como ChatGPT mencione tu producto, aquí va nuestro manual de seducción algorítmica:
No le hables a la IA. Háblale al mundo. La IA no es un influencer, es un espejo. Refleja lo que ya se dice, lo que resuena y lo que tiene valor real. Si tu marca ya está en boca de todos, también estará en el “modelo”. Así que antes de preguntarte cómo hackear la IA, pregúntate:
¿Le estoy diciendo algo relevante al mundo?
Tu propósito, tu historia, tu diferencia: si eso está claro (y publicado), estás sembrando las semillas para que florezca en respuestas futuras.
El contenido no es rey. La conversación lo es. Los modelos como ChatGPT aprenden del lenguaje humano. No les interesan los slogans vacíos ni los hashtags por compromiso. Les interesan los conceptos con sustancia, los casos reales, las historias que conectan. ¿Tu producto soluciona algo? ¿Hace reír? ¿Despierta preguntas?
Entonces, cuéntalo así. Y cuéntalo donde cuenta: foros, reseñas, artículos, redes sociales que no parezcan catálogos.
Tienes que conseguir que hablen de ti. Crear comunidad es más importante que nunca.
Las IAs beben de fuentes públicas. Así que asegúrate de que las menciones de tu marca estén en sitios que la IA respete: blogs especializados, medios de comunicación, reviews auténticas, papers (si te pones técnico).
Y no subestimes el SEO de la vieja escuela: buenos títulos, descripciones claras y un par de enlaces bien puestos pueden ser tu carta de entrada al cerebro digital.
El boca a boca ahora también es de código. Recomendaciones genuinas = reputación colectiva. Si tus usuarios hablan bien de ti, si tu comunidad te defiende y te nombra, si tus valores se entienden sin tener que gritarlos, entonces lo digital lo recoge como quien toma nota en una libreta invisible.
Así que sí: la mejor forma de gustarle a una IA es gustarle a la gente. No es magia, es estrategia. No es un truco, es cariño bien puesto (y bien contado).
No finjas que eres viral. Sé honesto y constante. Una mención de IA no se compra (todavía aunque pensamos que no va a tardar en rentabilizarse), pero se construye. Como la confianza. Como el amor de madre.
Si quieres estar en boca de ChatGPT, primero tienes que estar en boca del mundo. Porque las IAs no inventan la realidad: la amplifican.
Y eso es terreno creativo. Justo donde nos gusta jugar.
¿Quieres que tu marca enamore a humanos y algoritmos por igual?
Llámanos y crearemos una estrategia que te ayude a contar tu historia para que la IA no pueda resistirse.




