Llega el verano, el calor aprieta, y muchos negocios bajan revoluciones. Pero hay un lugar que se pone al rojo vivo: el chiringuito de playa. Ese templo del flow, la sencillez y el buen rollo puede enseñarnos más sobre branding y experiencia de cliente de lo que imaginas. Porque a veces, el mejor MBA está en una hamaca con vistas al mar.
En Amor de Madre, nos encanta mirar el marketing con otros ojos. Hoy te traemos una comparativa que es puro verano: lo que tu marca puede aprender de beber una cerveza fría en un vaso de plástico y el olor a coco de los chiringuitos de playa
Y es que en los chiringuitos te sientes como en casa porque hablan tu idioma.
El camarero del chiringuito no te llama «estimado cliente». Te pregunta qué te apetece, te llama por tu nombre si te ha visto dos veces, y te suelta una sonrisa sin KPI de por medio. Y eso te gusta.
Para tu marca: Usa un tono cercano, natural y humano personalizando tus mensajes. Sí, aunque los automatices. Escucha más de lo que hablas. O al menos igual.
En los chiringuitos encontrarás un menú corto, sencillo y directo (venga vale no estamos hablando de Ibiza) Sardinas, cervecita, ensalada de tomate. Sin anglicismos raros ni descripciones de tres líneas. Lo importante es que lo que ofrecen, lo hacen bien.
Para tu marca: Que se entienda rápido qué haces. Ofrece menos, pero mejor mostrando tu propuesta de valor en 10 segundos o menos.
Los chiringuito tienen un mood. Música buena pero no machacona. Gente relajada. Ritmo sin prisas pero sin pausa. Y si algo tarda, te lo dicen con una sonrisa y una aceituna de regalo.
Para tu marca: Cuida la experiencia de usuario: web, redes, emails y ten una identidad clara que te identifique.
El chiringuito es punto de encuentro y lo sabes. La gente repite. Va con amigos, lo recomienda. Se crea tribu. No solo por la comida, sino por el lugar, el trato, el ambiente. Hay alma. Quien no haya recomendado un chiringuito que tire la primera piedra. Y es que nadie crea comunidad como esa tapa de patatas con arena de los chiringuitos
Para tu marca: Crea comunidad, no solo audiencia. Responde, interactúa, pregunta y da motivos para volver (y para invitar a otros).
El chiringuito se adapta. Cambia el menú según el día. Mueve sombrillas. Improvisa una promo si hay poca gente. No está anclado ni encorsetado
Para tu marca: Sé rápido adaptando contenido, precios o estrategias. Acepta que no todo tiene que estar perfecto para funcionar y aprende a improvisar
En Amor de Madre, pensamos que el marketing también puede ser fresco, sabroso y sin postureo. Como un buen chiringuito.
¡Nosotros ponemos la estrategia, tú traes las ganas y las gafas de sol!




